miércoles, 3 de diciembre de 2014

Adiós al 2014

Ahora que acabamos de comenzar el último mes del año, y con las fiestas de Navidad a la vuelta de la esquina, me pareció un buen momento para haceros un regalo.

Pulsando la imagen que hay a continuación encontraréis una sorpresa. Espero que os guste.

Y recordad, se puede compartir, se puede imprimir y es totalmente gratuito.

Que gastos, ya tenemos muchos antes de que digamos adiós al 2014.





jueves, 9 de octubre de 2014

La guerra de verduras entre Gavá y Viladecans


Hace bastantes años, en la Riera San Lorenzo, a la altura de Can Sellarés, había un puente que separaba Gavá y Viladecans. Curiosamente, la mitad del puente que pertenecía a Gavá, se llamaba C/Viladecans y el que pertenecía a Viladecans, C/Gavá. Para que nos situemos, actualmente esta zona está entre el colegio SAFA y la pizzería, donde hay una rotonda.

En 1990 se celebró la séptima edición. Se hacía cada año el sábado de Carnaval. Ese día era una gran fiesta familiar.

La tradición nació de la rivalidad entre Gavá y Viladecans, pero este día, la rivalidad dejaba paso al buen rollo. Se utilizaban tomates, lechugas... todo lo que dan nuestros campos. Se pedía como condición para participar que las verduras estuvieran bien maduras para evitar lesiones. Había quienes se hacían escudos y esperaban nerviosos a los camiones que venían cargados. Se podía ir con niños y era súper divertido.

Quien participó en la primera guerra, nos cuenta que se la encontró de camino a casa. Los de Gavá se situaban entre la riera y las casas de detrás (un pasillo) y los de Viladecans, en el otro flanco, tenían terreno para retroceder entre la valla de la pista de básquet de Can Sellarés y la riera, que hacía de frontera. En nuestra zona, había en un garaje, una frutería, que nos servía de proveedor de "armas". Todo eran verduras blandas, y no había rivalidad. Había risas y diversión en ambos lados. No se hablaba de tomatina ni nada parecido. Ese año la guerra quedó en empate. O lo que es lo mismo, sin munición verdulera.

Eso sí, normalmente, Gavá era quien ganaba, por cantidad de verduras, jajaja!

La cosa empezó a degenerar, y alguien comenzó a tirar manzanas y naranjas y desgraciadamente, algún insensato (y no miro a nadie...) comenzó a tirar piedras, escondidas entre los tomates y provocó algún herido. Por este motivo, el Ayuntamiento se vio obligado a suspender este acto. Como suele pasar, pagan justos por pecadores....

Y si no hubiese sido por estos incidentes, esta fiesta, seguramente hubiese llegado a ser nuestra particular "tomatina". Bueno, en nuestro caso, la podríamos haber bautizado "LA VERDULINA"

Si queréis saber más sobre esta fiesta la podéis encontrar en el Centro de Historia de Gavà.


Fuente:
      Jose Guerrero Domínguez
      Susana Quesada Espejo
      Marisol Martín Morales
      Claudio Rius Sanchez
      Oriol Llado
      Chus Pascual Perez
   Helios Pons
      Marisol Pinto
      Maria Antonia Adam Noe
      Pepi Ferre
      Montse Roldan Jimenez
      Daniel Fernández
      Dolors Fernández Aguayo
      Daniel Fernández Cortes

Edición: Recuerdos de Gavà




    viernes, 3 de octubre de 2014

    Mi abuela Mamachon


    Hoy desde aquí quiero hacer un homenaje a mi abuela Mamachon:

    Mi abuela Mamachon (que así la llamábamos todos) se vino con sus hijos desde Granada, allá por los años 50, a nuestra ciudad: Gavá.

    A su marido lo fusilaron en la absurda guerra, como a tantos otros, dejándola viuda con sus hijos. El valor le hizo escapar de la miseria, en plena postguerra, y con las manos vacías, pero el corazón lleno, viajó a Cataluña y llegó a Gavá.

    Comenzó instalándose en las cuevas del Calamot, junto a otras familias. Y empezó una nueva vida. Una vida de trabajo.

    No se le cayeron los anillos. Trabajó en la fábrica de los Hules, también recogiendo esparto, incluso pidió de puerta en puerta. Hacía todo lo que era necesario para sacar adelante a su familia.

    Después vivieron en las casitas de San Rafael. Allí todo el mundo la conocía. Era una abuelita muy agradable. Siempre vestida de negro y su delantal a cuadritos y su moño. Años después, cuando nos mudamos a las Ferreras un dia se nos fue, con 92 años.

    Eran tiempos muy duros. Y como mi abuela, muchas personas con tesón, valentía y coraje consiguieron salir adelante y labrar un futuro que, nosotros, las siguientes generaciones, estamos disfrutando. No debemos nunca olvidar lo que les debemos a nuestros mayores.

    Nunca te olvidaré abuela Mamachon. Una Gavanense más. Ella se ganó el título, por tantos años que vivió, sufrió y trabajó aquí. DEP.


    Fuente: Chus Pascual Pérez
    Edición: Recuerdos de Gavà





    miércoles, 1 de octubre de 2014

    El chato y otros personajes de la playa

    En la playa, desde casi siempre, ha habido vendedores de helados, ¿verdad?

    Pues bien: ayer estuve hablando con uno de los históricos:  El Chato.

    Ya es un poco mayor (o gastado, como yo me denomino a mi mismo). Ese señor, muchos de vosotros le recordaréis porque vende sus productos con una musiquilla que seguro podéis añadir a su letra: 

    De chocolate de chocolate!!
    De coca-cola de coca-cola!!
    De limón, de limón!!

    También estuvo como heladero en la playa, (que ya no está), el Sr. Angel que vive (o vivía) en la C/ Garrofers. Éste tambien fue noticia en su tiempo. Para mí era una gran persona. En Navidad, compraba lotería y regalaba una participación a todos sus amigos y no tan amigos. Yo creo que habría que hacerle un homenaje. Es cierto que la participación era de una peseta, pero la fe de este hombre en las personas era comparable a la de cualquier ONG. Dio de comer a mucha gente en su casa. El que le conoce lo recordará. Antes he dicho que fue noticia en periódicos, ya que trabajó en la Gasolinera de la Pava. Esa gasolinera sufrió varios atracos, (bueno, y los sigue sufriendo), pero uno de ellos, sobre el año 82-83 tuvo consecuencias mortales y él estaba por ahí. 

    Otro día os contaré más cosas del Sr. Angel... 

    La playa, también dio trabajo a un personaje del que no recuerdo su nombre, salió en un par de reportajes de TV. Era un espectáculo. Cada día vestía de una forma diferente, con corbatas de colorines, gafas, bueno, gafas no, gafotas.  Me comentó ayer El Chato, que este señor murió en Madrid hace ya algunos años, me quedé helado al saberlo, era un hombre que no fumaba no bebía, se cuidaba mucho. En fin esto es otra cosa, la vida es así. 

    Ya corto. 

    ¿Recordáis a estos personajes que han pasado por nuestra vida casi de puntillas?


    Fuente: Cortés Ferré
    Edición: Recuerdos de Gavà



    martes, 30 de septiembre de 2014

    El Hielero y su familia

    • En los años 60 las neveras, como las conocemos hoy, no existían. En su lugar, teníamos en casa la fresquera. La fresquera era un armario, no eléctrico, con cierto aislamiento, para conservar los alimentos fríos. Para lo cual, se compraba hielo a la medida del mueble.

      Pues bien, recuerdo un personaje, vecino mío de la C/ Trabajo, de la familia Guerrero, de Murcia, que se dedicaba a la venta ambulante de hielo. Lo hacía con un motocarro ISO. 

      Cada día pasaba calle por calle. Llevaba barras de hielo de aproximadamente un metro, y con una guillotina lateral con dientes, cortaba un trozo según la necesidad del cliente. 

      El proveedor de hielo era la famlia Navarro, en La Illa, concretamente en la C/Martirs del Setge de 1714. Allí estaba la fábrica de hielo, en el pasaje que se entra por la C/ de la Mercé. 
      Mi abuelo también adquiría el hielo en esta fábrica para hacer helado que vendía por todo el pueblo. 

      La historia de mi abuelo ya la conté, y lo podéis leer aquí:


      Siguiendo con la família Guerrero, recuerdo que ese señor que repartía hielo, fue uno de los primeros en vender butano. También me viene a la memoria las veces que, por echarles una mano en, la descarga de "tochanas", nos daban unas pesetas. Y ese día se convertía en una fiesta para mí y mis compañeros.

      Era una gran familia. Fueron los primeros en tener televisor. Y en verano, la ponían en la puerta, y los vecinos, cada uno con su silla, convertíamos la calle en un improvisado cine de verano.

      Fuente: Juan Cortés Ferré
      Edición: Recuerdos de Gavà




    martes, 2 de septiembre de 2014

    Las dos tetas

    Seguramente algún geólogo nos podría decir el nombre oficial de estas montañas, pero creo que si digo "Las dos tetas" todos los que viven o han vivido en Gavà y alrededores, sabrán el lugar al que me refiero.

    Y es que... Las dos tetas, es parte de nuestro paisaje. Si miras hacia la parte alta de la ciudad, siempre aparecen allí. Como dos guardianes eternos.

    Aunque no están en nuestro pueblo, quien de nosotr@s, no ha ido de excursión allí. Montados en la BH, o la Orbea, o a pie con la familia, subíamos por los caminos hasta la fuente del Laurel y allí nos refrescábamos con el hilo de agua que salía.

    No hace falta decir el porqué del nombre.

    Recuerdo en una ocasión que nevó lo suficiente y se podía ver cómo la cumbre se había teñido de blanco. Había gente, en el barrio, que entre risas decía:

    -Mirad!!! Se le ha salido la leche!!!




    lunes, 18 de agosto de 2014

    El Geladet



    • Mi abuelo nació en El Masroig (el Priorat, Tarragona). Un amigo suyo de Valencia (que seguramente por eso, mucha gente pensaba que él también era de allí), le enseñó a fabricar helado de forma artesanal.

      A principios de los 30, ya comenzó en Falset. Todos los domingos empujaba su carrito azul, y vendía sus helados a media comarca.

      Unos años después (desde 1939 a 1943) estuvo encarcelado en Tarragona por causas políticas. Allí aprendió a tallar hueso y hacer con él, pinzas de la ropa y adornos. También se dedicaba a hacer anillos con monedas. Uno de ellos (hecho con "un pesseto" de plata, moneda de la época con un valor de dos pesetas), fue un regalo para mi abuela. Ese anillo lo luce hoy mi tía Juanita (esto lo he visto con mis propios ojos, no me lo han contado).

      Los siguientes años, pasaron. Tiempos a la vez duros y llenos de nostalgia.

      Allá por los años 50, mis padres llegaron a Gavá.

      Ya aquí en Gavà, yo recuerdo que desde el principio de mis tiempos, (no sé cuantos años podía tener...., para mi.... desde siempre), mi abuelo ya vendía además de los helados artesanales más chucherías. Como decía una amiga: coco rallado (que estaba tan bueno porque le añadía azúcar aderezado con un poco de vainilla) y recuerdo cómo lo empaquetábamos en casa, allí trabajaba todo el mundo (abuela, madre, padre y nietos)

      Si cierro los ojos, soy capaz de escuchar en mi cabeza su grito de venta. ¿La recordáis?

      Xiquets, Xiquets!!

      A fer mà punyeta a la mare, demaneu-li una pesseteta.........

      Jose Lamiel Lafuente le contesta:

      -Ya lo creo que recuerdo esa cantinela....
      Ah! por cierto.... le llamaban: el Geladet







      Fuente: Juan Cortés Ferré
      Edición: Recuerdos de Gavá

    lunes, 11 de agosto de 2014

    Mi carro

    En mis recuerdos de niña, allá por el principio de los 70, aparecen en mi mente, los carros de hierro con ruedas gruesas que, teníamos casi todas las familias que habitábamos en las Casitas de San Rafael (en la zona oeste de Gavá).

    Estos carros eran como remolques. Nuestros padres los utilizaban unas veces para transportar chatarra para vender, y otras para mover enseres o garrafas de agua. A falta de coche.... bueno era un carro, jejeje....

    El nuestro era de color verde. Para mis hermanos y yo (8 en total), era nuestra diversión dominguera. Sorteábamos quien lo llevaba y quien se subía primero, y pasábamos el día disfrutando a recorrer las calles de nuestro barrio.

    Todavía tengo en la memoria, el día que lo llenamos de muebles, enseres y el resto de nuestras pocas pertenencias; y sobre todo, lleno de alegría e ilusión por el comienzo de una vida DIGNA en nuestro nuevo barrio: las Ferreras.


    Fuente: Chus Pascual Pérez
    Edición: Recuerdos de Gavà




    miércoles, 30 de julio de 2014

    La Blasa II

    Después de escribir el primer artículo sobre la Blasa, me llegaron muchos comentarios completando la historia de esta mujer.

    Si queréis leer la primera parte, podéis acceder a ella en este enlace:

    La Blasa

    Lo que me contaron después:

    -Yo la conocía personalmente porque vivía en Can Tintoré y mi abuela en Albarrosa y cuando iba a ver a mi abuela, pasaba por al lado de la cueva. Yo hablé con ella muchas veces y cuando estaba ebria era una vagabunda pero le gustaba vivir así y le dábamos comida. A mi nunca me dio miedo, ni la insulté, ni le tiré piedras. Ella era feliz con sus perros y su bata. A veces me pedía cerveza o vino. Yo le decía: -Blasa, tienes que comer. Pero ella prefería el alcohol. Y sí, tenía muy mala leche, y se metían con ella, pero poneos en su lugar. Murió feliz. Un día fui a casa de mi abuela y ya no estaba. Ni ella ni los perros. Que Dios la bendiga donde quiera que esté.

    Melania Pinos Suñé


    -Ella mendigaba y donde encontraba comprensión, no faltaba el respeto. Le gustaba hablar. Yo la recuerdo pidiendo por el Poblado Roca, que es mi barrio, y allí nadie le insultan. Y dentro de los años duros que se vivían, la gente le daba comida. Me parece muy fuerte que se le la recuerde como una alcohólica  y como si fuese una bruja. Cuando pasaba por mi casa, se sentaba con mi abuela un ratito pero nunca pidió vino. 
    Vivía libre con quien quería:  sus perros.

    Rafi Plata González



    -Yo la conocía porque pasaba cada día cuando iba al colegio y jamás se metió conmigo.

    Maria Jose Mendez


    -A mi me cogió del brazo y los demás salieron corriendo gritándole, y me acuerdo que me dijo:
    -No tengas miedo hijo, ellos son muy malos. 
    Yo temblaba. Yo era pequeño, y esto ocurrio en donde esta ahora el polideportivo Can Tintoré

    Antonio Fernández Márquez

    -Yo también la conocí, y como todos los niños de mi época le teníamos "miedo". Siempre estaba con sus perros y en una bodeguilla que había en la calle San Pedro, al lado de la fábrica de hielo, cerca de donde está la guardería Ralet Ralet.

    Gines Castillo Royo



    Yo también soy del Poblado Roca, y la conocía. Era muy buena mujer, nunca se metía con nadie. Cada semana venía a pedir limosna y se le daba lo que se podía. Todos los domingos iba a misa de 12,  en la Iglesia del Poblado (la del tobogán). Cuando no venía se le echaba de menos...
    Recuerdo una vez que estuvo unos dias sin venir, y entonces fueron mi madre y alguna vecina más del bloque a ver si la veian por su cueva ....... yo había escuchado que la llevaron a una residencia y allí murió.
    Alicia Puig


    -Cuando se llega a vivir como lo hizo Blasa es por un motivo y mucha gente no lo sabe, solo sabe que era una vieja cascarrabias que le daba al alcohol, los niños que a veces son muy crueles (y me incluyo yo) cuando veíamos a la Blasa le decíamos cantando:

    -Blasa tócame la Brasa!!!!

    Ella nos miraba y alguna vez, de vez en cuando, te contestaba con un insulto (normal, la pobre..). 
    Yo dejé de hacerlo cuando mi madre nos contó su historia:

    Blasa era en su juventud modista y siendo muy joven se casó con un mozo muy apuesto de Viladecans. Cuando estaba haciendo la mili en Zaragoza, en unos de sus permisos, viniendo a ver a su esposa, (que por cierto estaba embarazada de meses),  tuvo un acidente y murió. La Blasa al saber la noticia, de la misma pena no pudo aguantar el embarazo, poco a poco se dio a la bebida y se abandonó. 
    Por eso no hay que juzgar a nadie cada uno tiene su historia y esa es la que me conto mi madre, si es cierta o no, es otra cosa.

    Chus Pascual Perez



    Primer aniversario



    Parece que fue ayer... y ya ha pasado un año!!

    El 30 de Julio de 2013 nació Recuerdos de Gavà.

    Nació gracias a otro estupendo grupo que ha cumplido 5 años: Fotos Antiguas de Gavá. Y juntos hemos recorrido estos doce meses.

    Nuestro grupo intenta cubrir ese vacío, que much@s gavanenes tenemos: El no tener las fotografías que plasmen nuestros recuerdos. Recuerdos de nuestra infancia y juventud, que quedaron en nuestra mente y que desde aquí pretendemos, entre todos que no caigan en el olvido.

    Los primeros días era un subidón total. Ver como la gente se iba uniendo y escribiendo. El buen rollo, desde entonces es la ley no escrita.

    Hay pocas normas en nuestro grupo, pero las pocas que hay, (ver descripción), en general, se respetan. Y ese respeto y el mantenimiento del buen rollo es lo que ha permitido que haya ido creciendo, hasta hoy.

    Gracias a tod@s. A los casi 1700 miembros que somos ya.

    Gracias a los que escriben, y a los que leen. A los que están y a los que volvieron.

    Podéis pedir un deseo. Veréis cómo se cumple...

    !!FELIZ ANIVERSARIO!!!





    miércoles, 16 de julio de 2014

    El Padre Andrés



    Si se pudiera definir con una única palabra al Padre Andrés, esa palabra sería:

    BUENO

    El Padre Andrés era uno de los mejores curas que yo he conocido. Y digo era, no porque haya muerto, sino porque dejó los hábitos para vivir su propia vida de amor.

    Todos los domingos íbamos a misa. No había día que no se llenara la Parroquia de San Nicasio, que, entonces estaba en la Riera San Lorenzo. Incluso se tenían que dejar las puertas abiertas y poner sillas de madera en el espacio que quedaba hasta la calle, para poder alojar a todos los feligreses.

    La voz del Padre Andres, (voz de cura) grave, lenta, sonaba con solemnidad en la iglesia. Confieso que alguna vez me entraba sueño, pero prometo que escuchaba el sermón.

    Lo que más me gustaba era cantar. Y es que en la misa se cantaba con alegría, canciones al son de las guitarras. Era como una fiesta.

    También recuerdo, cuando la sala se convertía en cine y por muy poco dinero, podíamos ver una película, el sábado por la tarde.

    El Padre Andrés, nunca se enfadaba. Nunca gritaba. Siempre ayudaba a quien lo necesitaba.

    En una ocasión alguien dijo refiriéndose a él:

    -Este hombre ha dicho que.....

    Y los demás que le escucharon, saltaron sobre él:

    -Pero, ¡qué falta de respeto!!! ¿Cómo dices "este hombre" a un Padre?

    Y el Padre Andrés les contestó:

    -No importa. Tiene razón. Antes que Padre soy Hombre.

     

    lunes, 14 de julio de 2014

    Barreños al sol

    Cuando desde las Casitas de San Rafael nos mudamos a las Farreras, fue como llegar por fin a la civilización. Imagínate el cambio: de tener como aseo un cubo, a disfrutar de dos lavabos en nuestra casa.... FUE DESCOMUNAL.

    Eso sí. Nuestro barreño se vino con nosotros.

    En los calurosos días de verano, lo dejábamos al sol, y como si de nuestra piscina se tratase, íbamos pasando uno a uno todos los hermanos, para refrescarnos en nuestro pequeño oasis.
    Si tenías la suerte de ser el primero, todo iba bien. Te tocaba agua cristalina. Pero si ese día te quedabas para el final..... pues eso, que ya no te veías los pies....

    Pero qué bien lo pasábamos!

    Y si nos esforzábamos un poco, lo podíamos convertir en un jacuzzi. Hasta burbujas teníamos. Y ya sabíamos todos cómo las podíamos conseguir.... jajaja

    Y la fiesta se acababa, cuando tu madre, jabon Lagarto en mano, tiraba el agua al suelo, y se lo llevaba para hacer la colada semanal.




    Fuente: 

    Antonio Fernández Marquez

    Ana M Pozo Hidalgo
    Chus Pascual Perez
    Antonio de la Cruz

    Edición: Recuerdos de Gavà




      



    viernes, 11 de julio de 2014

    La Pineda

    Ayer llevé a mis hijos (3 y 9 años) a  uno de estos parques infantiles que tenemos ahora en la mayoría de ciudades. Llenos de hinchables, bolas, túneles y toboganes.

    Mientras los observaba saltar en una de las camas elásticas, llenas de protecciones por los cuatro costados, en uno de sus saltos se dejó ver los muelles que soportan la lona flexible, de los bordes fijos.

    Y entonces me vino a la memoria La Pineda.

    Los domingos íbamos con nuestros padres, y como si de un ritual se tratara, mientras ellos se tomaban un café, mi hermana y yo sacábamos con una moneda de 25 pesetas, un gran puñado de pistachos de la máquina de la barra, y nos los comíamos en una de las mesas.

    Después, como cada semana, nos tocaba hacerle la pelota a nuestro padre, para que nos sacara un ticket de media hora, para las camas elásticas. Con el papelito en la mano íbamos al recinto que estaba a pocos metros, donde ya saltaban 10 o 12 niños. Y a esperar....

    Sentir la ingravidez en cada bote era espectacular. Sentir que sólo el aire te sujetaba durante esos dos segundos, conseguía trasladarte a un mundo mágico. Como los artistas del circo, hacías una voltereta y mirabas al niño de al lado que se le llenaba la cara de envidia porque él no lo sabía hacer....

    Un descanso por favor.

    Tumbada boca abajo con toda la cara entre dos de los muelles del borde de la colchoneta, mirabas hacia abajo para ver el gran agujero que quedaba tapado. Y te sorprendía ver la cantidad de hojas de pino que allí se habían acumulado. Y después boca arriba dejabas que la sombra de los propietarios de esas hojas, refrescara tu cara, para coger aliento, y poder seguir saltando un ratito más....



    miércoles, 9 de julio de 2014

    Llueven gorriones

    Mi padre trabajaba en la fábrica de los hules, que estaba justo detrás de la estación, en muchas ocasiones, al acabar su jornada, le sorprendía una tormenta. El agua ya había inundado los pasos bajo los puentes y a duras penas, podía alcanzar la Rambla para volver a casa.

    De subida, por la rambla, la fuerza de la lluvia, arrancaba multitud de gorriones que vivían entre las ramas de los árboles, que adornan esta zona de nuestra ciudad, mi padre los recogía del suelo, y llegaba a casa con ellos.

    Para nosotros, su familia, era una sorpresa y a la vez una fiesta, cuando aparecía por la puerta, con semejante botín. Mi madre los desplumaba y como si de un manjar se tratara, esa noche teníamos, tapita de gorriones.

    Fuente: Fina Roldán Zapata
    Edición: Recuerdos de Gavà



    lunes, 7 de julio de 2014

    A la playa



    Después de comer, a eso de las tres de la tarde, nos poníamos el bañador, cogíamos las toallas, la sombrilla, las tumbonas, el cubo, las palas, el rastrillo, las pelotas hinchables, la nevera con el agua, refrescos, los bocatas, fruta.... en fin, lo mínimo imprescindible para ir a la playa.

    El protector solar, no...

    Después nos subíamos al coche, un dos caballos, sin cristales tintados, sin cinturones traseros (los delanteros tampoco se usaban. Hacía mucha calor), sin airbags, sin aire acondicionado, sin radio, sin GPS, sin ABS.... en fin, "pa'bernos matao"

    Después de 10 minutos de viaje y media hora para encontrar un sitio, llegábamos al paraíso. Sólo quedaba atravesar los pocos metros de arena incandescente que separaba la pineda, del agua.

    Mi padre pinchaba el palo de la sombrilla en la arena, mi madre colocaba las cosas alrededor, y mientras tanto, ya estábamos nosotros, los hijos, en el agua, jugando con las olas, buscando pechinas con las manos, saltando los unos de los hombros de los otros, haciendo el muerto, nadando....

    Llegaba la hora de merendar. Pero qué hambre que da la playa!!! El bocata de salchichón era el manjar del día. Y después un melocotón fresquito (con un poco de arena algunas veces, pero daba igual).

    Y después, a esperar un poco, porque si no, se cortaba la digestión... 

    Aprovechábamos ese rato para hacer un castillo en la orilla, con un caminito que traía el agua del mar a nuestra fortaleza. O para enterrar nuestro cuerpo y salir después como si nos hubiésemos convertido en zombis.

    Después del último baño, ya casi poniéndose el sol, nos teníamos que ir con los bañadores mojados, (por no pasar la vergüenza de cambiarse allí, delante de todo el mundo). Nos sentábamos de nuevo en los asientos de nuestro dos caballos encima de unas toallas y al llegar a casa, mirábamos la marca de agua que había dejado nuestro culo.

    Y al día siguiente, con la piel aún roja o pelándose como la de las serpientes, a eso de las tres, volvíamos de nuevo a pasar la tarde en nuestra maravillosa playa de Gavá.
     

    miércoles, 2 de julio de 2014

    Las hogueras de San Juan

    Cuando acababa el colegio, ya comenzábamos. Maderas de palets, ramas de árboles, muebles viejos. Todo era bueno para nuestra hoguera. Porque la nuestra tenía que ser la más grande.

    Recuerdo cómo el trozo de campo donde íbamos reuniendo todo lo que quemaríamos en la verbena de San Juan, se convertía en nuestro particular parque de atracciones. Subir y bajar de las maderas y ramas de árboles, que injustamente habíamos mutilado, se convertía en nuestro primer entretenimiento del verano. Juego que se cobraba alguna herida en las piernas y brazos, por un mal paso o un pequeño traspiés que nos hacía clavarnos una punta de hierro o alguna espina de las maderas viejas que allí teníamos.

    Y la regla de oro era, no montar la hoguera hasta el último día. Ya nos había pasado el año anterior, que por las prisas de ver si la nuestra era la más grande, habíamos hecho el montón de leña un día antes de la verbena y nos la encontramos a la mañana siguiente, convertida en cenizas.

    ¡QUE CABRONES LOS DE LA HOGUERA DE AL LADO! (perdón por la expresión)

    La experiencia es un punto, y además de no montarla hasta el mismo día 23, nos organizábamos para hacer guardia, y evitar así que nuestros "enemigos" de la hoguera de al lado, nos robaran nuestro tesoro.

    Por fin llegaba el día, y los mayores se encargaban de poner el mástil. El gran palo, alrededor del cual, a poco a poco íbamos creando la gran pila. Metíamos petardos entre las ramas y maderas para la gran fiesta.

    La hoguera de San Juan no estaba completa, hasta que con ropa vieja de algún padre, una pelota y relleno, hacíamos un muñeco que la coronaba a una altura de 6 metros. Inconscientemente, recreábamos el sacrificio de las brujas, que en su día, muy probablemente de forma injusta, ardían hasta morir.

    Al caer la noche, con antorchas caseras, comenzaba la fiesta. Como si todos nos pusiéramos de acuerdo, prendíamos fuego a nuestra hoguera, y la comparábamos con la de los vecinos. Y el campo se iluminaba, y el calor se unía al del verano. Empezaba el estruendo de la pólvora, y la fiesta en la calle se alargaba hasta que salía es sol....


    viernes, 6 de junio de 2014

    Golondrinas en el cielo



    En verano, al atardecer, el cielo se inundaba de ellas.

    Al mirar hacia arriba, sorprendía ver el enredo formado por su vuelo. Parecía imposible que no se chocaran unas con las otras. Las veías bajar en picado y aleteando, a ras de suelo seguían su carrera hacia el alimento. Pequeños insectos que, equivocadamente, compartían su espacio.

    Como niños que éramos, no se nos ocurría otra cosa que intentar atrapar una. Primero con las manos, cuando volaban bajo. Luego tirándoles una piedra.... Era imposible cazar ninguna!!!

    Era entonces cuando los mayores nos gritaban:

    -No les hagáis daño, ¡¡Que son de Dios!! Como matéis alguna, vais a ir al infierno.

    En una ocasión, una calló a tierra. Y por fin la pudimos tener en nuestras manos. Sabíamos que las golondrinas no podían alzar el vuelo desde el suelo. Así que uno de nosotros se subió al olivo y desde allí, la lanzó, para que pudiera continuar su paseo...





    Autor: Anónimo
    Edición: Recuerdos de Gavà



    miércoles, 4 de junio de 2014

    En Radio Gavá

    Cuando iba a 4º de EGB nos llevaron de excursión a Radio Gavá.

    Me encantó ver, cómo era una emisora por dentro.

    Era un lugar pequeño con una mesa llena de botones. La pared de enfrente era de cristal y al otro lado había otra estancia con más aparatos, que manejaba un señor con auriculares. Nos explicaron como funcionaba todo y salimos emocionados habiendo aprendido un montón de cosas.

    Después, en clase, nos pidieron que escribiéramos una redacción sobre lo que habíamos visto, y nos dijeron, que las mejores ganarían un premio.

    El premio era éste. Aún lo conservo como recuerdo....




    Autor:Anónimo
    Edición: Recuerdos de Gavà

    martes, 27 de mayo de 2014

    El mundial de fútbol en Gavá



    El otro día, hablando de fútbol, recordábamos el mundial del 82.

    En ese año, gracias al mundial, al campo de fútbol de Gavá le pusieron alfombra verde.
    Sí, es cierto, durante ese verano, pudimos disfrutar de un campo de césped.

    El motivo fue, que una de las selecciones venía allí a hacer sus entrenamientos.

    Siempre he pensado que fue la selección española la que teníamos en Gavá. Mis hermanos mayores, me lo decían, seguramente para que me lo creyese, o tal vez por desconocimiento.

    Después de los años, algún amigo, me ha confirmado que realmente, fue así. Que hubo una selección en nuestro pueblo, pero no la española, sino la italiana. Y como anécdota, que, a los pobres, les robaron.

    Anda que....

    Bueno, pues.... debieron de entrenar muy bien porque consiguieron ser 


    !!!CAMPEONES DEL MUNDO!!!



    viernes, 23 de mayo de 2014

    El Chorro de la Sentiu



    Allá por los años 80, siendo yo una niña, iba con mis padres y mi hermana, una vez a la semana a por agua al chorro de la Sentiu.

    Nosotros le llamábamos así: El Chorro.

    Por la carretera de La Sentiu, al llegar a dónde está ahora la urbanización del mismo nombre, te apartabas a la derecha por una carretera, hasta que llegabas a una cadena donde empezaba un camino de tierra. Allí dejábamos el coche y cargábamos con 4 o 6 garrafas de cristal, de aquellas que tenían una funda de plástico duro para poderlas transportar. Y después de unos pocos cientos de metros, llegabas a la fuente. Al Chorro.

    El agua cristalina de la montaña, aparecía en un chorro continuo a través de una tubería y descargaba su flujo en un estanque.

    Recuerdo que mientras mis padres hacían cola para llenar las garrafas, mi hermana y yo mirábamos cómo los renacuajos que vivían en aquel estanque, nadaban entre las algas y semana a semana observábamos cómo se convertían en ranas...

    Autora: Mabel Arroyo
    Edición: Recuerdos de Gavà



    miércoles, 21 de mayo de 2014

    Mi juventud en Gavà

    Qué página más entrañable !!

    A mí me empujó la vida hasta Gavá en 1976, entonces tenía 16 años, y viví en este pueblo hasta los 23, en 1983 año en que me casé y me fui a vivir a Sant Vicenç dels Horts. Siete años..., sin duda una gran etapa de mi vida, sino la mejor.

    Estudié en el Instituto Nuestra Señora de Brugués (entonces se llamaba así) los cursos de BUP 2º y 3º y COU del 76 al 79 y recuerdo cómo me gustaba cruzar la estrecha calle que separaba el Instituto del "Bar Silvia" para meterle un duro a la máquina de música que allí tenían y escuchar "Show Me The Way" del Peter Frampton y "Come And Get Your Love" del Roger Daltrey de The Whoo en compañía de los amigos. Ouah !! cómo me emociona tan sólo la imagen difusa en mi cabeza.

    Recuerdo también el "Pub Bla Bla", la discoteca "Rocky", el "Discóbolo" una tienda de discos donde la amistad me permitía pasar horas en la cercanía de la música que estimulaba mis sentidos y enfrente el "Jet 10" un bar musical tranquilo donde pasé muy buenos ratos, también me gustaba mucho ir los Domingos a mediodía a la Granja Sant Nicasi, a terminar de quitarme de encima el resacón del Sábado-Noche, y jugar unas partidas de ajedrez con Manuel Francisco que era el dueño entonces y también amigo. 
    Recuerdo a Montse Llop, Ana Puente, Juanjo Avilés, Francisco Rísquez, Nieves Barea, a Carlos, Florentino, Gloria, Sisto.... tanta y tanta gente. Y todos con añoranza porque desgraciadamente, y seguramente sólo atribuible a mi ignorancia social de entonces, perdí el contacto con todos y todo, cegado por las nuevas circunstancias que rodearon mi vida al final de aquella etapa mía.

    Quizá por eso existe en mí como cierta sensación de haber dejado algo pendiente en este pueblo.

    A modo de brindis por aquellas vivencias dejo aquí este enlace para que sea la música quien sirva de homenaje a las gentes y a los lugares que abrigaron mi vida en Gavá aquellos días. Salud y suerte para todos y que suene la música !!


    Autor: Manuel Avalos
    Edición: Recuerdos de Gavà




    martes, 20 de mayo de 2014

    Barbas y bigotes

    En la época como la que estamos en estos días, de campaña electoral, para los niños como nosotros que no teníamos ni voz ni voto, los carteles que "adornaban" las paredes de nuestra ciudad, no eran más que ocasiones para dar libertad a nuestra imaginación artística....

    Con rotulador en mano, cambiábamos el aspecto de esos señores sonrientes que pedían el voto, no sabíamos para qué.

    Unas gafas, para los que no ven, un bigote y una barba para esconder su cara, o un diente mellado para que dejaran de sonreir...






    lunes, 19 de mayo de 2014

    En la vía del tren

    Con la oreja pegada en el raíl de la vía del tren, esperaba impaciente y nervioso que la vibración me anunciara que el tren estaba cerca.
    El miedo a equivocarme, me hacía levantar la cabeza y mirar con mis propios ojos que, de verdad, no venía ningún tren.
    Mis amigos y yo, ya habíamos colocado en fila dos o tres latas y cuatro o cinco monedas en el hierro infinito.

    No debíamos esperar mucho. El sonido traqueteante por fin nos avisaba de que el tren llegaba ya. Y entonces nos separábamos de las vías y esperábamos con la mirada fija en las latas y monedas que habíamos dejado.

    El sonido seco al pasar por encima, nos decía que ya habíamos conseguido las planchas redondas metálicas.

    Las latas aplastadas no las usábamos. Sólo las poníamos ahí por diversión. 

    Las monedas se convertían, después de hacerles un agujero en medio, el mejor de los topes para la cuerda de mi peonza.



    viernes, 16 de mayo de 2014

    La Blasa

    En una cueva, al lado del campo de fútbol, vivía la Blasa.

    Su única compañía eran sus perros. Y su botella de vino.

    No recuerdo haberla visto nunca, pero su fama se extendía por toda Gavá.

    Mujer delgada, de mal carácter, ya mayor. Espantaba con su vara a todo el que se acercaba a menos de 10 metros de su casa.

    Los niños de la época, pensando que se trataba de una bruja, le insultaban y tiraban piedras. Y ella, como si de un juego se tratara, los espantaba y corría detrás de ellos.

    Frecuentaba el Bar Ramblas donde siempre le fiaban un vermut casero.

    En su juventud, había sido una mujer muy atractiva. Dicen los que la conocían (o tal vez no), que había ejercido de prostituta.

    Hubiese estado bien, haber podido escucharle. Con toda seguridad, sus historias, llenarían las hojas de un libro.

    Muchas veces la incomprensión, aísla a las personas.

    Murió sola.






    Y si queréis saber lo que me contaron después....

    LA BLASA: PARTE II

    miércoles, 14 de mayo de 2014

    El carrito de los helados

    ¿Quién no se acuerda del hombre de los helados y su carrito?

    Era muy parecido a este:




    Cuando venia a las casitas, en verano, todos los niños salíamos a su encuentro y cuando
    estábamos frente a él nos quedábamos con la boca abierta deseando que abriera unas de
    sus tapas de aluminio y ver los helados y olerlos.
    El heladero entonces nos preguntaba:

    -¡Chicos! ¿tenéis dinero?

    Y nosotros le decíamos que no...
    Él nos miraba muy serio y nos decía:

    -Pues ir a vuestras casas y que os den.

    Nosotros corríamos hacia nuestras casas gritando:

    -Mamaaaaaaaaaa, ¡quiero un heladooooooooooooooo !

    Cuando llegábamos frente a nuestra madre que estaba lavando en un barreño con una
    tabla de lavar,nos miraba, se secaba las manos en el delantal y muyyyyyyyy despacito,
    como si fuéramos tontos, (eso sí, con las manos en jarra), nos decía:

    -A ver chicos, ¿vosotros os creéis que vuestro padre y yo tenemos una fábrica de hacer
    dinero?. - Jejejeosotros agachábamos la cabeza muy tristes; pero mi madre que era muy lista entraba
    en la casa y en un momento nos preparaba una jarra de “Tang” sabor naranja y pan con
    chocolate y nos íbamos a jugar tan felices.

    Aún me acuerdo de, que algunas noches, me quedaba en vela a ver si oía aquella dichosa
    máquina de hacer dinero ¡jajaja!.

    Todo hay que decir que siempre me quedaba dormida en el quicio de la puerta. Pero a
    veces teníamos suerte y nos daban dinero para comprarnos el helado y con el cucurucho
    en la mano me sentaba en el escalón de la puerta y derritiéndose en mi mano, por la
    calor que hacía entonces, era la niña más feliz de Gavá. Eso si no venía unos de tus
    hermanos y señalándote el cielo con el dedo, te decía

    -¡Mira!, un elefante.

    Y yo caía como una tonta y cuando te dabas cuenta le había metido un lametón al helado,
    que sólo te quedaba la galleta.

    ¡¡Jajajaja!!


    Fuente: Chus Pascual Pérez
    Edición: Recuerdos de Gavà

    El Churro

    Churro, mediamanga, mangotero... adivina lo que tengo en el puchero!!

    Después del cole, en la calle, muchas tardes jugábamos al Churro.

    Cuando te tocaba parar, la posición de la pared era la mejor. Aguantabas la cabeza de tu compañero y podías ver como se lanzaban los del otro equipo. El primero salía corriendo desde diez metros y cuando llegaban a donde estaba el último agachado, pegaban un salto y si era de los buenos, podía llegar hasta el primero, casi, casi a donde estaba yo.

    Después salían los demás y cuando todos estaban montados sobre las espaldas de los míos, comenzaba....

    Churro, mediamanga, mangotero... adivina lo que tengo en el puchero!!!!

    Entonces uno de los de enmedio gritaba:

    -Contesta ya!! que me hundo!!!!

    Y si la cabeza que yo aguantaba, decía la respuesta buena, nos tocaba saltar a nosotros. Pero si no lo adivinaba o alguno se hundía, nos tocaba parar otra vez....

    Que bien lo pasábamos....

    Todo iba bien, mientras no se me ocurriera chivarle con las manos a mi amigo la respuesta, y alguno del otro equipo se diera cuenta de la trampa...



    lunes, 12 de mayo de 2014

    Nuestra querida Gavá

    Desde Can Tintoré a la playa.
    Desde el campo de fútbol al cementerio
    Desde las Farreras a la Roca.

    Gavá es mi ciudad.

    Si contara los pasos que he hecho subiendo y bajando su rambla, necesitaría más de siete cifras.

    Si contara las vueltas de reloj mientras paseaba por el parque de la Torre Lluch ....

    La Iglesia de San Pedro. San Nicasio. La Plaza Cataluña.

    La Illa, la Diagonal....

    El mercadillo de los martes...

    La Feria de los Espárragos...

    Y tantos y tantos recuerdos que van llegando a mi mente.

    NUESTRA QUERIDA GAVÀ