Hoy desde aquí quiero hacer un homenaje a mi abuela Mamachon:
Mi abuela Mamachon (que así la llamábamos todos) se vino con sus hijos desde Granada, allá por los años 50, a nuestra ciudad: Gavá.
A su marido lo fusilaron en la absurda guerra, como a tantos otros, dejándola viuda con sus hijos. El valor le hizo escapar de la miseria, en plena postguerra, y con las manos vacías, pero el corazón lleno, viajó a Cataluña y llegó a Gavá.
Comenzó instalándose en las cuevas del Calamot, junto a otras familias. Y empezó una nueva vida. Una vida de trabajo.
No se le cayeron los anillos. Trabajó en la fábrica de los Hules, también recogiendo esparto, incluso pidió de puerta en puerta. Hacía todo lo que era necesario para sacar adelante a su familia.
Después vivieron en las casitas de San Rafael. Allí todo el mundo la conocía. Era una abuelita muy agradable. Siempre vestida de negro y su delantal a cuadritos y su moño. Años después, cuando nos mudamos a las Ferreras un dia se nos fue, con 92 años.
Eran tiempos muy duros. Y como mi abuela, muchas personas con tesón, valentía y coraje consiguieron salir adelante y labrar un futuro que, nosotros, las siguientes generaciones, estamos disfrutando. No debemos nunca olvidar lo que les debemos a nuestros mayores.
Nunca te olvidaré abuela Mamachon. Una Gavanense más. Ella se ganó el título, por tantos años que vivió, sufrió y trabajó aquí. DEP.
Fuente: Chus Pascual Pérez
Edición: Recuerdos de Gavà
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