lunes, 14 de julio de 2014

Barreños al sol

Cuando desde las Casitas de San Rafael nos mudamos a las Farreras, fue como llegar por fin a la civilización. Imagínate el cambio: de tener como aseo un cubo, a disfrutar de dos lavabos en nuestra casa.... FUE DESCOMUNAL.

Eso sí. Nuestro barreño se vino con nosotros.

En los calurosos días de verano, lo dejábamos al sol, y como si de nuestra piscina se tratase, íbamos pasando uno a uno todos los hermanos, para refrescarnos en nuestro pequeño oasis.
Si tenías la suerte de ser el primero, todo iba bien. Te tocaba agua cristalina. Pero si ese día te quedabas para el final..... pues eso, que ya no te veías los pies....

Pero qué bien lo pasábamos!

Y si nos esforzábamos un poco, lo podíamos convertir en un jacuzzi. Hasta burbujas teníamos. Y ya sabíamos todos cómo las podíamos conseguir.... jajaja

Y la fiesta se acababa, cuando tu madre, jabon Lagarto en mano, tiraba el agua al suelo, y se lo llevaba para hacer la colada semanal.




Fuente: 

Antonio Fernández Marquez

Ana M Pozo Hidalgo
Chus Pascual Perez
Antonio de la Cruz

Edición: Recuerdos de Gavà




  



No hay comentarios:

Publicar un comentario